LITURGIA

CARTA DE NUESTRO DIRECTOR ESPIRITUAL "SOBRE LA CUARESMA"

17 de febrero de 2021, Miércoles de Ceniza,

Queridos hermanos:

Nos disponemos, un año más, a celebrar la cuaresma, a prepararnos para celebrar los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Nos reunimos como hermanos que somos para encontrarnos con nuestro Salvador en la Eucaristía y orar ante las hermosas imágenes de nuestros sagrados titulares. A lo largo de estos cuarenta días, a pesar de las limitaciones, protestaremos de forma pública nuestra fe, rezaremos nuestro Vía Crucis, celebraremos nuestro Quinario y veneraremos las imágenes del Señor y de su Santísima Madre. Ya en Semana Santa, recibiremos a nuestros nuevos hermanos el Martes Santo, y participaremos en los Santos Oficios y la liturgia del Triduo Sacro. Este año, el Sábado Santo realizaremos una oración especial al no poder celebrar la Estación de Penitencia, y, tras ella, celebraremos en nuestra iglesia, por vez primera, la Vigilia de todas las vigilias, la Vigilia Pascual.

Tres son los modos que propone la Iglesia para transitar a lo largo de estos cuarenta días, para purificar nuestro corazón, nuestra relación con los hermanos y nuestra relación con Dios:

  • El primero es el AYUNO, es decir, el privarnos no solo de comer el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, o abstenernos de la carne los viernes, sino el sacrificar esas costumbres o cosas cotidianas que anteponemos a Dios y al servicio a los hermanos por nuestra comodidad. Sería bueno que, haciendo una revisión de nuestro día a día, nos privásemos de alguna de esas pequeñas cosas que nos encadenan, y ofreciésemos ese sacrificio al Señor. Descubriremos cómo se fortalece nuestra libertad de hijos de Dios.
  • El segundo es la LIMOSNA, no entendida esta como un mero rascarse el bolsillo (que también nos cuesta), sino como entrega generosa de lo que somos al prójimo, al que tenemos al lado. ¿A qué esperamos para ponernos en contacto con la diputación de Caridad y ofrecer nuestro tiempo, manos y corazón al servicio de nuestros hermanos que más lo necesitan? La cuaresma es, quizás, la oportunidad para dar ese paso.
  • Por último, la ORACIÓN. Para los cristianos, la oración es tan necesaria como el comer o el respirar, pero en ocasiones la descuidamos. Es tiempo de ponerse al día, de dedicar un tiempo a hablar con el Señor, quizás a partir de la lectura y meditación del Evangelio de cada día. Además, quiero invitaros de forma especial a que acudáis a nuestra sede canónica. Nazarenos, si el cirio es oración hecha luz, que este año nuestras oraciones sean cirios y que no falte un hermano rezando en presencia del Señor. Costaleros que sois los pies del Triunfo de la santa Cruz, de nuestro Santísimo Cristo Yacente y de su Santísima Madre, que esos pies que acarician las calles de Sevilla en un año normal en la tarde del Sábado Santo, os conduzcan a lo largo de toda la Cuaresma a rezar ante las imágenes de nuestros sagrados titulares. Acólitos,

¡acercaos a la Eucaristía! No limitéis vuestro servicio a los cultos marcados:

en este año de aislamiento e interioridad, acudid a la iglesia, ofreceos a participar, a servir al altar, cualquier día. No esperéis a ser llamados que el servicio salga de vuestro corazón.

Todas estas son sugerencias para vivir la cuaresma de un modo más intenso, para que sea de verdad camino bueno para la Pascua. Por supuesto, también tendremos la preparación sacramental que supone una celebración penitencial, para que Nuestro Señor nos devuelva al estado de gracia. Son tiempos difíciles, duros, tiempos para acudir al encuentro de Dios. ¡Pongámonos en camino! Que el Santísimo Cristo Yacente y su Madre, María Santísima de Villaviciosa, cuiden de todos nosotros y de nuestra corporación,

P. José Anido Rodríguez, O. de M., Director Espiritual.

El Evangelio


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"Oh María, tu resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguro que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quién ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita"


El coronavirus y Dios

Carlos Amigo Vallejo
Cardenal Arzobispo Emérito de Sevilla