ESTACIÓN DE PENITENCIA

Dña. Virginia Caspueñas Muñoz

Jefa de Protocolo de la Subdelegación del Gobierno en Sevilla

"Protocolo y seguridad van de la mano, cuando por tradición, el Arzobispo hace entrega al titular de nuestra Institución de la llave del Sagrario, todos los Jueves Santos, durante los oficios. Este ritual entronca en la raíz de una tradición, no muy conocida, llamada La Ronda"

Un lugar en el corazón

EL protocolo es el conjunto de reglas de formalidad que rigen los actos y ceremonias diplomáticas y oficiales y que en un Estado descentralizado, y caracterizado por la presencia de distintas administraciones y numerosas instituciones y organizaciones, contribuye a la convivencia y al establecimiento de un orden para garantizar el buen desarrollo de los eventos. El protocolo es orden, es organización. Es una suma de tradición, costumbres, normativas y lógica. Y sobre todo, el protocolo es equilibrio.

Todo a nuestro alrededor rezuma "protocolo" en mayor o en menor medida. Tanto en las pequeñas cosas de nuestra vida cotidiana como en nuestro empresa. Tanto en actos oficiales, públicos o no públicos, como en los privados. En todo ello nos ayudamos de las "recetas" que el protocolo aporta, y así, como no podía ser de otra manera, manejamos el ordenamiento oficial que actúa por nosotros y "pacifica" nuestra convivencia institucional, no siempre fácil.

Para Sevilla, la Semana Santa lo es todo. Es el evento de los eventos, una explosión religiosa, social y cultural para millones de sevillanos y visitantes que cada año se acercan a la ciudad para vivir la confluencia de actos solemnes de las setenta y una hermandades y cofradías a los que acuden representantes institucionales, personal civil y militar, cofrades y turistas ávidos de disfrutar de esta grandiosa semana. 

Si bien el protocolo cofrade como tal no existe de forma oficial, sí se puede decir que lo hace de forma oficiosa, desde la tradición, la costumbre y nutrido asimismo de las aportaciones del protocolo civil, eclesiástico y militar. 

En este entramado, el protocolo hace posible que cada año la Semana Santa de Sevilla alcance su máximo esplendor, una profesión de buen hacer y entendimiento que, desde las primeras manifestaciones en el siglo XVI, hasta nuestros días, también la ha hecho crecer, manteniendo su esencia y bebiendo de los cambios progresivos que marca el discurrir del tiempo.

La Subdelegación del Gobierno en Sevilla es consciente de lo que representa la Semana Santa para los sevillanos, por eso cada año se vuelca y se implica, desde sus competencias institucionales, en esta festividad. Representan momentos especiales el paso de la Hermandad de la Paz por el Parque de María Luisa, junto a la Torre Sur, donde cada año la Delegación del Gobierno en Andalucía rinde un sentido homenaje a nuestra Señora la Virgen de la Paz y a Jesús de la Victoria, así como el paso de Santa Genoveva por la Torre Norte, sede de la Subdelegación del Gobierno en Sevilla, con el fervor con el que se vive la cercanía de Jesús Cautivo en el Abandono de sus Discípulos y la Virgen de las Mercedes.

Una vez organizados todos los eventos que concurren en estos días de pasión, no puedo dejar de mencionar otro puntal clave en los mismos, la seguridad. La seguridad es una parte esencial del transcurrir de la Semana Santa, y, así se entiende desde tiempos de antaño, jugando un papel preeminente el Subdelegado del Gobierno en la misma.

Protocolo y seguridad van de la mano, cuando por tradición, el Arzobispo hace entrega al titular de nuestra Institución de la llave del Sagrario, todos los Jueves Santos, durante los oficios. Este ritual entronca en la raíz de una tradición, no muy conocida, llamada 'La Ronda'. Tradicionalmente, y con la llave del sagrario al cuello, el Subdelegado del Gobierno -y en ocasiones el Delegado del Gobierno- como responsables máximos de la seguridad de la ciudad, al llegar al control de la Puerta de San Miguel proclama la frase: "la ciudad está sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día". Es un ritual que informa de la seguridad en las calles al representante eclesiástico antes de la madrugada del Viernes Santo.

Por ello, la Subdelegación del Gobierno tiene un papel muy importante en estos días de festividad para nuestra ciudad, y, cada año nos volcamos con los planes de seguridad que garantizan que el recorrido de las hermandades por las calles de Sevilla, discurra en los cauces de la normalidad. La experiencia nos ha enseñado a aprender que debemos estar atentos a la complejidad de las redes y de la sociedad de la información, pero igualmente nos impulsa a mejorar cada año para que la Semana Santa siga siendo una seña de dentidad para la ciudad. Es un motivo de orgullo poder colaborar para que las setenta y una hermandades sevillanas puedan vivir su semana de pasión con la tranquilidad, sosiego y garantía que supone tener de su lado a todos aquellos que velan por su seguridad.

Una vez finalizado el Viernes Santo, y devuelta la llave del Sagrario de nuevo al Arzobispo durante los oficios, participamos el Sábado Santo de la Estación de Penitencia de la Real Hermandad Sacramental del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, Triunfo de la Santa Cruz y María Santísima de Villaviciosa, caracterizado por la simbiosis a la que cada vez más tiende el público de la Semana Santa, con la fusión de lo alegórico de La Canina y lo simbólico de la Urna y el Duelo, lo cívico y lo religioso, aún más patente en el crisol de representaciones del Santo Entierro Magno. Nos acercamos al culmen de la Pasión. "Un murmullo recorre San Jacinto mientras Jesús alza los ojos mirando a su Estrella", como advertía José Ignacio del Rey Tirado en su pregón, en el que destacaba que "nuestra Semana Santa no puede explicarse con palabras". Para las instituciones, como para los sevillanos, se explica con el corazón, y el protocolo y la pasión de todos aquellos que conforman este mundo, con su buen hacer y sus ganas ayudan a la "levantá" de esta excepcional Semana Santa sevillana, haciendo que el sentir fluya y el compromiso se renueve cada año con tanta ilusión.